Universidad Nacional Autónoma de México
Programa de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad
PREMIO ARTURO WARMAN
Premio Arturo Warman

Joshua Anthuan Bautista González
Semblanza:

Originario del Distrito Federal, nació el 8 de agosto de 1986 en Tlatelolco. En 2013 egresó como Biólogo de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Actualmente cursa la maestría en el Posgrado de Ciencias Biológicas, adscrito al Instituto de Biología de la UNAM. Su interés académico se ha centrado en el estudio de los saberes tradicionales alrededor de los hongos y líquenes medicinales utilizados en diferentes pueblos de México. Ha presentado más de una veintena de conferencias en eventos académicos, nacionales e internacionales. Escribió un capítulo del libro sobre hongos medicinales de México y la monografía etnomicológica de Lycoperdon perlatum. Actualmente estudia el uso, conocimiento y cosmovisión de líquenes en diferentes regiones de Tehuacán-Cuicatlán y es Secretario del Grupo Interdisciplinario para el Desarrollo de la Etnomicología en México (GIDEM).



Discurso:

Conocimiento tradicional de hongos medicinales en seis localidades diferentes del país

Hola, muy buen día.

Es para mí un honor ser galardonado en el certamen Arturo Warman. Me llena de satisfacción que distinguidos especialistas de diferentes disciplinas y distintas instituciones académicas reconocieran el valor de esta investigación etnomicológica.

Debo mencionar que este trabajo se pudo realizar gracias al apoyo que me brindaron muchas personas.

Mi familia: mis padres, mis hermanos y mis tíos.

Mis maestros de la academia: el Dr. Ángel Moreno Fuentes (director de mi tesis), la Dra. Adriana Montoya, La Mtra. Abigail Aguilar, el Dr. Felipe Ruan, La Biól. Lilia Pérez Ramírez, La Dra. María de los Ángeles Herrera y el Mtro. Carlos Zolla.

Mis maestros de las comunidades, custodios del conocimiento ancestral, quienes sin conocerme me abrieron las puertas de sus casas y sus corazones, me alimentaron, me cuidaron y me llevaron a sus montañas en busca de los hongos y compartieron conmigo sus extraordinarios saberes.

Cuando comencé el estudio, una mañana llegué al laboratorio del Dr. Ángel Moreno, al verme entrar con una mochila casi de mi tamaño él sonrió y dijo: “Joshua, ya estás listo”. La mochila era muy pesada, llevaba mi casa para acampar, una cobija, ropa, cosas de aseo personal, lámpara, navaja, una canasta para recolectar hongos, papel encerado, bolsas de estraza y de plástico, entre otros materiales, instrumentos y reactivos para caracterizar y transportar los ejemplares, un termoventilador y una deshidratadora de madera con tres repisas que yo mismo construí para conservar los hongos, carpetas con las entrevistas y permisos a las autoridades, una laptop y una cámara. La mochila era muy grande y pesada, pero más grande era mi sueño de terminar una licenciatura.

Además de esa gran mochila, también llevaba un gran responsabilidad, la de realizar el primer estudio de campo enfocado en los hongos de la medicina tradicional mexicana.

Lleno de entusiasmo partí hacia las comunidades en busca de los hongos, sin saber dónde dormiría, a quién conocería y qué encontraría.

En las comunidades las personas me recibieron con cariño, me brindaron su apoyo sin pedir nada a cambio. Aunque eran personas de bajos recursos económicos, no dudaban en ofrecerme un techo, agua, tortillas, quelites, frijoles, frutas o lo que tuvieran de comida. Con su calidez humana me hacían sentir parte de su familia y además, me enseñaron a distinguir los hongos buenos, los comestibles y medicinales, advirtiéndome del peligro de confundirlos con los venenosos.

Han pasado un par de años desde que terminamos el estudio y varios médicos tradicionales que fueron entrevistados han seguido su camino hacia las estrellas, ya no podrán curar más en este mundo. Pero parte de su conocimiento pudo ser registrado en esta tesis y las futuras generaciones podrán maravillarse y beneficiarse con dichos saberes, los cuales pueden servir como base en proyectos destinados a mejorar la calidad de vida de las personas en especial su alimentación y su salud.

Estoy alegre por recibir este reconocimiento, estoy muy feliz por haber podido tributar a la etnomicología un estudio cuya importancia pudo ser distinguida en tan importante certamen dedicado al Dr. Arturo Warman.

Espero que esta tesis pueda contribuir de alguna manera al patrimonio biocultural del país, así como a los ideales del Dr. Warman.

Daniel Felipe Gaitán
Semblanza:

Originario de Bogotá, Colombia, estudió antropología en la Universidad Nacional de Colombia y defendió en 2006 su tesis De río y monte vivo: historia y territorio en San Antonio de los Lagos. Frontera Amazónica Colombiana. Entre 2010 y 2012 fue becario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (CONACYT), adscrito al programa de formación de maestros investigadores en Antropología Social del CIESAS Sureste. Su campo de trabajo e intereses se centran en los modos en que pueblos indígenas y campesinos emplean sus experiencias culturales sobre los mundos naturales que habitan, para hacer frente al conflicto armado y a grandes emprendimientos económicos identificados bajo el signo del desarrollo; y los procesos de cambio y redefinición de estas subjetividades en contextos urbanos. Actualmente acompaña una iniciativa de investigación-acción para la revaloración del paisaje cultural campesino y la tradición de la producción y molienda artesanal de trigo en la alta montaña andina.



Discurso:

Alguna vez escuché a un investigador, que ironizando de su oficio, decía que antes de que llegara al salón donde iba a debatir sus posiciones ya empezaban a rodear el lugar bandas de zopilotes, presagiando las calamidades que él venía a compartir con sus interlocutores. Al plantearme como problema etnográfico el proyecto ambiental de los agrobiocombustibles (ABC) creo que caminé por un buen tiempo con muchas de estas aves de majestuoso vuelo al lado de mi cabeza, amenazando con aguar la fiesta a donde llegara. Y es que el trabajo que me propuse adelantar encontró en este proyecto ambiental, cuya implementación fue una de las banderas políticas del gobierno del estado de Chiapas durante el periodo 2007 – 2012, el alimento perfecto para debatir la confianza – digo yo ilusoria – en la capacidad tecnológica y la filosofía de un sistema científico que al industrializarse perdió su capacidad de autoregulación y el respeto por la diversidad de la vida.

Al indagar en esa zona de contacto entre campesinos, programas de gobierno y el mundo natural que los convocaba a unos y otros, se me mostró claramente cómo los esfuerzos de las políticas privilegiaban la simulación del éxito del desarrollo rentabilizando y legitimando a corto plazo el ejercicio de gobierno, postergando las promesas de equidad y justicia socioambiental que su propaganda celebra y asignando los costos de la materialización errática de sus actuaciones a la sociedad campesina a la que pretendía dirigirse. Son hallazgos sombríos.

Pero no podía limitarme a conjurar la racionalidad e higiene con que gobiernos y políticas se auto-representaban. Propuse, entonces, conocer y amplificar las versiones directas con que los distintos protagonistas del campo en un ejido de la Sierra de la Sepultura, Los Ángeles, le daban sentido a los designios de este proyecto ambiental, en el marco de su historia social y territorial. Consciente de los límites de mi estatuto de investigador-forastero, posicionamiento contradictorio para una práctica antropológica que se quiere comprometida y responsable con la creatividad de sus interlocutores, intenté no declinar por una apuesta dialógica y una perspectiva de aprendizajes mutuos labrados en una experiencia convivencial. Fue así que cobró relevancia localizar la investigación bajo el horizonte del esfuerzo colectivo por trazar una ecología política desde Latinoamérica fundada en la etnografía.

Trayectorias campesinas, memorias locales y arte de ser campesino son algunos conceptos que ayudaron a darle hondura ontológica y cotidianidad a la investigación, poniendo su acento en las voces e historias de dueñas y trabajadores de las parcelas de piñón. Con ilusión, confío que el escuchar y conocer estas historias sobre un horizonte crítico y comprensivo del campo mexicano contemporáneo pueda aportar a librar de la banalización la creatividad productiva que vive en los territorios campesinos y a dignificar con sus experiencias y conocimiento nuestra propia historia.

Finalmente, quiero expresar aquí toda mi gratitud a los angelitos de la Sierra de la Sepultura, de Los Altos y de la costa de Chiapas, del Valle y del Semi-desierto de México, a los que desde Colombia impregnaron de fuerza la vida y a todos aquellos que comprometidos con su trabajo hacen marchar este feliz encuentro de Casas de Conocimiento que significa la Cátedra Interinstitucional Arturo Warman. Termino, por todos ellos, refrendando los versos de Raúl Gómez Jattin:

“Si mis amigos no son una legión de ángeles
Clandestinos
Qué será de mí”

Sonia Toledo Tello
Semblanza:

Es originaria de la Ciudad de México y estudió la licenciatura en antropología social en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Obtuvo la maestría en antropología social en la UNACH y se doctoró en el Programa de Estudios Mesoamericanos de la UNAM.

Desde 1985 (salvo un periodo de 5 años que trabajó en Pátzcuaro, Mich. con proyectos de mujeres), es investigadora del Instituto de Estudios Indígenas (IEI) de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH). En donde actualmente ocupa el puesto de la dirección.

La mayor parte de su trabajo académico lo ha dedicado a documentar diferentes procesos sociales de la pequeña región norteña de Chiapas que conforman los municipios de Simojovel y Huitiupán. Actualmente, su proyecto de investigación se ocupa del impacto social de la sobreexplotación del ámbar (de Simojovel), principalmente entre los jóvenes de la zona que participan en el proceso de extracción, transformación o venta.



Discurso:

A los integrantes de la Cátedra Arturo Warman y a quienes participaron como jurado en esta convocatoria, quiero expresarles lo mucho que me honra la distinción que han hecho a mi trabajo al otorgarle el Premio 2014. Es muy gratificante obtener este reconocimiento de parte de universidades e instituciones académicas tan prestigiadas.

A mis colegas, amigas y amigos agradezco sus valiosos comentarios y sugerencias, especialmente a Juan Pedro Viqueira, asesor de esta tesis, cuyo espíritu crítico me obligó en varias ocasiones a replantear o profundizar mis argumentos. Estoy en deuda con Mario Humberto Ruz, Eduardo Zárate, José Luis Escalona y Gabriel Ascencio por la agudeza de sus observaciones durante el tiempo que participaron como integrantes de mi comité tutoral. También lo estoy con Juana María Ruiz, por su invaluable apoyo en las traducciones tzotzil-español durante las entrevistas, pláticas y testimonios recogidos en la zona de estudio, así como por su entrañable compañía por aquellas tierras chiapanecas.

Al Programa de Posgrado en Estudios Mesoamericanos de la UNAM y al Instituto de Estudios Indígenas de la UNACH –lugar donde laboro-, toda mi gratitud por los apoyos y facilidades brindadas para llevar a cabo la investigación de la tesis doctoral.

Este trabajo está dedicado a los pobladores de los municipios de Simojovel y Huitiupán, pues recoge sus recuerdos y experiencias de las múltiples maneras en las que han vivido procesos muy significativos de su historia. La vida en las fincas, no tan lejana en el tiempo, de hombres y mujeres como patrones o patronas con autoridad y don de mando, como padres o padrinos de la peonada; como peones acasillados, baldíos o jornaleros, como sirvientas, pilmamas, amantes, compadres, ahijados o hijos de los patrones. Se da cuenta de las muchas formas de dominación y sumisión, desobediencia y rebeldía, de los castigos y del perdón, de los complicados, y muchas veces contradictorios, sentimientos generados en medio de aquellas relaciones intrincadas y asimétricas. Del largo periodo de lucha y defensa de las tierras tomadas. De los distintos momentos de la campesinización durante el siglo XX, de la desaparición del sistema de fincas y la conformación de numerosas localidades campesinas. De las diversas estrategias de los agentes para vivir en los espacios sociales que se han creado en esta sociedad agraria desde mediados del siglo XIX hasta los albores del presente, así como de sus distintas maneras de responder a diferentes proyectos de “desarrollo”, modernización o transformación, incluyendo el neozapatista.

Para finalizar, quiero dedicar este premio a todos mis seres queridos; a los que todavía están aquí y a los que ya partieron.

Muchas gracias