Universidad Nacional Autónoma de México
Programa de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad
BECARIOS SBEI 2015
Becarios SBEI 2015
Sistema de Becas para
Estudiantes Indígenas
Comida de los Becarios del Sistema de Becas para Estudiantes de Pueblos Indígenas y Negros de la UNAM, ‪SBEI, con el Dr. José Narro Robles.‬

El día 12 de octubre, se llevó a cabo en la Unidad de Seminarios Ignacio Chávez, la comida del Sistema de Becas para Estudiantes de Pueblos Indígenas y Negros con el Rector de la UNAM, Dr. José Narro Robles. Actualmente el SBEI cuenta con 800 estudiantes universitarios.



La más hermosa utopía

Nayeli Hernández González, triqui del quinto semestre de la licenciatura en Contaduría de la FES Cuautitlán, dijo, en representación de los becarios: “Nos hemos llenado de sueños y los seguimos cosechando; resistimos, aun con todas las adversidades en contra. La necedad podría ser una característica en común, nuestro coraje. Cada uno de nosotros nos hemos enfrentado a infinidad de obstáculos, creencias y mitos; muchos de ellos nos han marcado, como el que dicta que el indígena no es el que se prepara o el que dirige..."

Nayeli Hernández González

Mi nombre es Nayeli Hernández González, Mujer triqui de Santo Domingo del Estado Putla Oaxaca, el día de hoy se me ha brindado la oportunidad de poder hacer uso de la palabra que no pretendo hacerla solo mía, sino que quiero que se hermane y se transforme en una voz colectiva, palabras del sentir de cada uno de nosotros con sus diferentes colores.

Sabemos de nuestra travesía, la dificultad de poder realizar estudios profesionales en la casa que nos ha dado cobijo, en nuestra amada UNAM. Cada uno de nosotros y nosotras nos hemos enfrentado a infinidad de obstáculos, creencias y mitos. Muchos de estos marcaron a las familias y gente que nos rodea, como [eso de que] el indígena no es quien estudia, no es el que se prepara, no es el que dirige, es quien atiende la casa del patrón, quien limpia la basura, agacha la cabeza y no lleva la batuta.

Hoy, me encuentro frente a personas que han roto el esquema y trazan un camino diferente a lo normal, pero igual de válido. Se han convertido en la punta de lanza en cada una de sus familias y de sus comunidades, por tal, hoy también quiero agradecer a cada una de las comunidades que nos ha cobijado, a nuestras madres, padres, hermanas, hermanos, a nosotras y nosotros mismos.

Nos hemos llenado de sueños y los seguimos cosechando, resistimos aún con todas las adversidades en contra, la necedad podría ser una característica en común, nuestro coraje, si nos dicen “vas para adelante” nos vamos para atrás, si nos dicen “habla”, callamos. Y lo hacemos porque guardar silencio e ir atrás es nuestra característica de desobediencia y escepticismo ante las palabras que nos han emanado a lo largo de la historia, por tal necesitamos consultar siempre con nuestros iguales y hasta que no haya un pensamiento colectivo no podemos tomar esa decisión que compete a todos y todas.

El rol como mujer indígena es fundamental para el crecimiento y preservación de la cultura tan es así que la lengua es madre, esa lengua que nuestros diferentes han tomado como fundamento para humillarnos, menospreciarnos, criticarnos desconocernos y demás sentimientos que hemos guardado en esa parte de nuestros corazones que se ha convertido en coraje y cada día es nuestro estandarte para vivir con dignidad y exigir dignidad, ahora ese grito es más fuerte porque es en compañía de mujeres y hombres.

El trabajo día a día es parte de nuestro andar, desde pequeños lo aprendimos, con la carga de leña en la espalda, los pies llenos de lodo, con recipientes llenos de esperanza y del vital líquido que transportamos para el consumo de nuestras familias, en ese andar comprendimos a corta edad que no teníamos la opción de rendición, porque como lo marca nuestra lengua madre, esa palabra no existe en lengua verdadera, y hasta nuestros días seguimos y seguiremos sin conocerla en todas las actividades que hemos de desarrollar.

Ahora bien, el reconocimiento ganado, es fruto de años de resistencia, los 500 años y contando que hoy acumula uno más a la cuenta, las incontables luchas y el resurgir de 1994, marcaron gran parte para decir ¡Aquí estamos los pueblos indios de México!, los menos, los que se mueren por enfermedades curables, a los que les han dicho “sin voz”, “sin rostro”, los que no han alcanzado a formar parte de los números del gobierno.

A lo largo de la inquebrantable lucha en los distintos escenarios nos hemos enfrentado a la reducción de las ya carentes oportunidades de desarrollo académico, intelectual, cultural, laboral y demás ámbitos que pueden enriquecernos como comunidad, y tenemos la gran interrogación e indignación de no guardar reposo ni silencio, por eso luchamos y alzamos la voz, muchas veces nos asesinan, nos desparecen o nos llevan presos, esa continua siendo nuestra historia, como el caso con la herida reciente ¡Ayotzinapa! el escenario actual de la lucha campesina e indígena, donde el mayor delito es ser pobre y querer estudiar. Hermanos indígenas –estudiantes desparecidos que al igual que nosotros tenían la misma sangre y corazón como también compartían nuestra esperanza. Estos hermanos se suman a los muchos muertos y desparecidos de la causa, a los muertos de nuestra felicidad.

Las buenas voluntades también se hacen presentes en este andar, gentes que no comparten el color de piel, ni el idioma, pero comparten la nobleza en los corazones, la visión, la empatía y el caminar codo a codo. No exactamente en una trinchera en común, sino desde sus posiciones y sus alcances, esas gentes que no ven la diferencia, solo ven a uno como su igual, que encuentran en la palabra una oportunidad de llenar de ilusiones los corazones, es a ellos a quienes uno tiene el gusto de escuchar con atención porque sus palabras se compromete con su pensar y eso se recibe con esa armonía e interés que llena de esperanza.

Gracias a todos ustedes por transitar y construir este camino que para todos y todas nosotras significa la única oportunidad para alcanzar ese sueño que debería ser algo normal pero que en esta realidad es nuestra más hermosa utopía.

Tobías Hernández Peña

Han pasado 523 años del comienzo de la invasión española en nuestro territorio, siglos de lucha y de historia nos anteceden.

Quisiera empezar reflexionando sobre nuestra condición humana. Somos granitos de la tierra, parte de sus componentes más no los más importantes. Nosotras y nosotros convergemos con otras partículas y nos intergeneramos. De nuestras conexiones surge la vida. Hoy, hablemos de vivir y no de morir. De construcción y no destrucción. De nuestra organización y no de nuestras dolencias. De nuestro presente-futuro sin olvidar el pasado.

Hemos platicado acerca de las piedras en nuestro camino, imponentes y paralizantes. Incluso, nosotros y nosotras hemos creído que son así y que estamos petrificados ante ellas. Se nos ha vendido la ilusión del progreso material de la mano de la migración, la asimilación forzada y el esfuerzo del trabajo físico. Sin embargo, hemos obtenido el abuso de las autoridades gubernamentales, la no aceptación y hasta la desaparición por no aprender lo que otros nos enseñan ni enseñar lo que otros quieren que uno o una aprenda.

Nos han acostumbrado a la aceptación sin consentimiento. La imposición sobre nuestros razonamientos y sentimientos. Nos han dopado para olvidar que podemos construir.

Cuando pienso en nuestra historia, cuando pienso en nuestros pueblos, cuando pienso en nuestros ancestros, en nuestras familias, en nuestra tierra y en nuestro país me doy cuenta que están repitiendo la historia una y otra vez, queriéndonos imponer su pensar, su actuar, su sentir, sometiéndonos a su sistema económico que nos despoja y nos convierte en extranjeros en México.

Lo que todavía no entiendo es cómo pueden pensar que podemos vender los bosques, los ríos, las montañas, el aire, la tierra y los animales que la habitan. Somos parte de ella, si la vendemos nos estamos ofreciendo nosotras y nosotros mismos como esclavos del dinero.

Somos pueblos de unidad y complementariedad, somos pueblos de solidaridad y colectividad. Podemos ordenar y disponer para expresar nuestros conceptos, edificar nuestras expresiones políticas, económicas y socioculturales.

Estemos conscientes y alegres de los espacios diversos que hemos estado construyendo en la UNAM junto con el SBEI para nuestra formación académica y compartición de saberes.

Este tiempo presente es nuestro, debemos apropiárnoslo, nuestros pueblos esperan nuestro regreso y saben que contarán con nuestros conocimientos y nosotros contaremos con ellos, porque somos uno, somos comunidad.

Todas y todos ustedes son personas extraordinarias que sabrán aportar desde sus experiencias aquí a sus comunidades. Somos materia transformadora, nosotras y nosotros los mal llamados prietos, indios, indígenas y diversos. Todos y todas tenemos una lucha y resistencia en común.

El nombre de la voz no importa, estamos aquí reflejando a nuestros pueblos, a nuestras familias, a nuestros lugares de origen, Facultades y escuelas.

Que nuestras vidas sean creadoras de narrativas para la renovación de esta nación.

¡Muchas gracias!

¡Hasta pronto, y que su corazón se encuentre siempre contento!

Noticias
Becarios del PUIC
Encuentro de alumnos de pueblos originarios

Laura Romero, 15 de octubre de 2015
http://www.gaceta.unam.mx/20151015/encuentro-de-alumnos-de-pueblos-originarios/