LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
100 PREGUNTAS
48.- ¿Qué es el Ejército Zapatista de Liberación Nacional?

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) es una organización político-militar, formada mayoritariamente por indígenas de los grupos tzeltal, tzotzil, chol, tojolabal y mam del Estado de Chiapas, cuya existencia se conoció públicamente el primero de enero de 1994 a raíz del levantamiento armado mediante el cual tomó la ciudad de San Cristóbal de las Casas y las poblaciones de Las Margaritas, Altamirano, Chanal, Ocosingo, Oxchuc, Huixtán, Chalam, Simojovel y San Andrés Larráinzar.

La Declaración de la Selva Lacandona fue el primer documento público del EZLN; en ella se invocaba el artículo 39 de la Constitución y se declaraba la guerra al Ejército federal, señalado como el "pilar básico de la dictadura [...] monopolizada por el partido en el poder y encabezada por el ejecutivo federal que hoy detenta su jefe máximo e ilegítimo, Carlos Salinas de Gortari". La Declaración exponía también las demandas del grupo que consistían en "trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz".

Los orígenes del EZLN se remontan a los primeros años de la década de 1980 cuando un pequeño grupo guerrillero —formado por mestizos e indígenas— se instaló en la zona montañosa de la Selva Lacandona con la intención de crear un frente que impulsara la lucha armada en el país. De acuerdo con documentos internos de la organización, "el EZLN fue creado para conquistar por medio de la lucha armada la liberación nacional y nuestra segunda independencia, y no suspenderá la lucha hasta instaurar en nuestra patria un régimen político, económico y social de tipo socialista".

Este grupo tenía su origen en la lucha guerrillera que proliferó en México desde finales de los años sesenta y durante toda la década de los setenta. El grupo que actuaba bajo el nombre de Fuerzas de Liberación Nacional (FLN) ya había intentado una experiencia similar en Chiapas en los años setenta, la cual terminó de manera abrupta cuando su estructura en la ciudad de México fue descubierta por las fuerzas de seguridad del Estado y muchos de sus militantes, tanto en Chiapas como en la ciudad de México, fueron muertos.

A pesar de que ni en los documentos internos del grupo ni en la Primera Declaración de la Selva Lacandona hay referencias explícitas a la problemática indígena ni demandas concretas para las etnias del país, es innegable el carácter indígena de la organización. Su principal base social se encuentra en los municipios indígenas de la región de las Cañadas, de los Altos y la zona norte de Chiapas. Un número considerable de sus mandos son indígenas y, al menos desde 1993, el aparato militar está subordinado a un consejo de delegados de las comunidades zapatistas denominado Comité Clandestino Revolucionario Indígena (CCRI).

Las investigaciones recientes sobre el EZLN (Jan de Vos, Maya Lorena Pérez Ruiz, Carlos Tello Díaz, etcétera) aportan datos que permiten pensar que a medida que el número de indígenas en la organización fue aumentando, la importancia de las demandas indias también fue incrementándose y que, tras el alzamiento del primero de enero y ante la inexistencia de otros frentes armados de las FLN en el país, las comunidades indígenas terminaron por imponer un programa propio vinculado con las reivindicaciones del movimiento indígena nacional más que con las luchas tradicionales de los grupos armados de izquierda (De Vos, 2002; Pérez Ruiz, 2000; Tello Díaz, 1995).

Desde el surgimiento público del EZLN ha habido quienes, desde distintos frentes, han buscado descalificar o minimizar el peso indígena de la organización. La existencia de un líder mestizo, el subcomandante Marcos, ha llevado a muchos a insistir en que la dirigencia del EZLN está formada por mestizos urbanos, e incluso extranjeros, que han manipulado a un grupo de indígenas aislados, ignorantes y sumamente pobres para llevar a cabo su propio programa.

Dichas tesis, además de ser despreciativas de los pueblos indígenas, pasan por alto el que mucho antes de la llegada a Chiapas de los fundadores del EZLN, las poblaciones indígenas de la Selva y de los Altos habían sido protagonistas de movimientos sociales y contaban con un alto grado de organización política. Al menos desde los años treinta diferentes sectores de la población indígena participaron en actividades políticas con el propósito de mejorar su condiciones de vida: primero en las organizaciones cardenistas que impulsaron el reparto agrario, en el movimiento de colonización de la selva de los años cincuenta, más tarde participando en los movimientos religiosos que surgieron en la zona (ya fueran católicos o protestantes) y en las organizaciones surgidas del Congreso Indígena de 1974.

El núcleo guerrillero que se instaló en la Selva se encontró con una sociedad indígena politizada y con experiencia en la movilización social que había buscado por distintas vías organizarse para resolver sus problemas. Por otra parte, pese al aislamiento geográfico de las poblaciones indígenas, los pobladores habían mantenido contacto permanente con distintas organizaciones políticas y sociales (las centrales campesinas priístas, los partidos políticos nacionales, la Iglesia Católica, las confesiones protestantes, asociaciones campesinas independientes, organizaciones de izquierda, etc.); esto muestra que los pobladores de la región tenían una visión de la política que puede ayudar a entender por qué algunas de estas comunidades optaron por la vía armada para defender sus intereses.

El peso de las demandas indígenas en el programa y discurso del EZLN fueron haciéndose más patentes a partir de la tregua decretada por el gobierno y secundada por los zapatistas, el 12 de enero. Con el establecimiento de las mesas de diálogo entre el gobierno federal y los zapatistas comenzó un proceso para llegar a una solución que condujera a la paz y al establecimiento de una nueva relación entre el Estado y los pueblos indígenas del país. En este sentido se reforzó el carácter indígena del EZLN, pues en la negociación con el gobierno federal, los zapatistas actuaron como representantes del movimiento indígena nacional al incorporar los reclamos y propuestas contenidas en los programas de las diversas organizaciones del país.

Las negociaciones que se iniciaron durante el sexenio de Salinas de Gortari y continuaron durante los primeros años del gobierno de Ernesto Zedillo, fueron interrumpidas por los zapatistas cuando el gobierno federal lanzó una propuesta de reformas constitucionales que no respetaba los acuerdos alcanzados en las mesas de diálogo de San Andrés Larráinzar. A la suspensión del diálogo determinada por los zapatistas, el gobierno de Ernesto Zedillo respondió con una nueva ofensiva militar que incluía la liberación de órdenes de aprehensión en contra de dirigentes del EZLN y el hostigamiento contra las comunidades indígenas zapatistas.

Las medidas adoptadas por el gobierno tuvieron que ser revertidas parcialmente debido a la respuesta de la sociedad mexicana, la cual rechazó la salida violenta al conflicto y se manifestó a favor del diálogo y la paz a través de marchas y movilizaciones en todo el país, además de una intensa presión internacional que se expresó por medio de la formación de organizaciones de solidaridad con el movimiento zapatista en diversos países de América y Europa, principalmente.

La historia del EZLN es compleja y ha estado marcado por transformaciones, fracturas y reformulaciones a lo largo de veinte años de existencia. Es posible distinguir un primer momento en la vida de a organización, cuando los militantes provenientes de las ciudades se encontraron con el mundo indígena, el cual no se ajustaba a las concepciones ideológicas de los precursores del movimiento armado, y se vieron obligados a modificar buena parte de sus tesis sobre el cambio social y la lógica de la lucha armada. El segundo momento es la consolidación de un proyecto que planteaba a los indígenas y campesinos de Chiapas la lucha de liberación nacional y la propuesta de instaurar un modelo socialista de nación; el tercer momento, producto del levantamiento del primero de enero, tiene que ver con un replanteamiento de los objetivos y propósitos del EZLN que implicó dar un papel central a las demandas indígenas, a la lucha por la autonomía, al cuestionamiento del capitalismo neoliberal y a la movilización por una nueva democracia que reconozca la pluralidad de las sociedades y el derecho de cada comunidad a elegir su propia forma de gobernarse.